jueves, febrero 05, 2009

"Primero paga, luego habla"

El día estaba para el romanticismo, con la vuelta a casa de Abel Resino, al fin un entrenador de corazón atlético en el banquillo del Calderón. Pero finalmente el murmullo del dinero presidió la jornada. Y no sólo el de Aguirre, los 2,5 millones de euros del contrato que cobrará en su totalidad. El dinero que retumbó especialmente fue el que le reclamaron algunos jugadores del Atlético a su presidente el pasado domingo, justo cuando les abroncaba por su enésima derrota.

El momento no parecía el más oportuno. El Atlético se desangraba tras otro desastre, la grada explotaba de ira y se volvía hacia el palco, Aguirre apuraba sus últimos instantes como entrenador del Atlético y Enrique Cerezo, harto ya, se desahogaba al fin con dureza contra su tantas veces protegida plantilla. Al segundo grito, alguno de sus subordinados le frenó en seco: "Primero paga y luego habla". La tensión se disparó.

La impertinencia del defensa aunque ilustrativa de la indiferencia de algunos futbolistas ante los malos resultados, a la que se sumaron algunos jugadores más no tuvo mucho recorrido. Sirvió para enfurecer aún más al presidente, que mostró la imagen más dura que se le recuerda desde que accedió al cargo. Sólo Forlán, y en un tono conciliador, se atrevió a participar en la escena. "Nunca le habíamos visto tan fuera de sí", comentó luego un jugador.

Horas después, Javier Aguirre se encargaba de airear el incidente, aunque con una visión muy particular. "Cuando el presi bajó al vestuario, vi un vestuario tan fuerte y tan sólido que me quedé muy tranquilo. Respondiendo al presidente, diciéndole lo que pensaban. Joder, este es un buen vestuario, un vestuario limpio". El entrenador se sentía ya fuera del club y disparó con intención. También menospreció la historia del club y a su afición.

Ayer, en su comparecencia de despedida, Aguirre volvió a su característica versión diplomática. En todo momento se refirió al Atlético como un equipo "grande" que le dio la oportunidad de mejorar profesionalmente. Nada que ver con lo del "segundo puesto y el primero no es nuestra Liga, eso que quede claro; no lo ha sido desde hace 14 años" con el que se despachó 24 horas antes.

Aguirre se despidió en son de paz y hasta reconociendo al fin que no había cumplido los objetivos por los que fue contratado. El técnico aceptó con elegancia la rescisión de su contrato, que cobrará en su totalidad, y agradeció personalmente a sus jugadores los años de trabajo juntos.

Seis horas más tarde, en distinto escenario (Aguirre se despidió en la sala de prensa mientras que Abel fue presentado en la VIP), Enrique Cerezo dio la bienvenida al nuevo entrenador. "Vuelvo a mi casa", afirmó Abel Resino, que centró su discurso en reivindicar su sentimiento rojiblanco, ese del que tanto carecen el vestuario y los despachos actuales del Atlético. "Es un sueño hecho realidad", dijo. "Es mi club del corazón y, por lógica, historia y plantilla debemos estar siempre entre los cuatro primeros".

250.000 euros

El técnico, que cobrará 250.000 euros por lo que resta de temporada, complicó su llegada por exigencias ante las que finalmente tuvo que ceder. El Castellón cerró rápidamente el acuerdo a cambio de un partido amistoso y 150.000 euros. Abel enredó más. Pero ni logró que el Atlético le garantizara su renovación automática en caso de entrar en Liga de Campeones, ni tampoco que el Castellón le abonase las cantidades pendientes de su contrato hasta la fecha de ayer.

El ex portero sólo ha ganado una batalla, la de sus ayudantes. Santi Denia, central en el doblete (otro guiño al sentimiento), será su segundo. Y Miguel Peiró, el preparador físico.

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